Finanzas éticas
¿Sabemos qué hacen los bancos con nuestro dinero? En el contexto de esta reflexión es donde podemos profundizar en las finanzas éticas.
Las finanzas éticas son una forma diferente de ahorrar e invertir que combina los beneficios económicos con los sociales y medioambientales. Este concepto es de aplicación transversal, ya que los criterios y principios éticos deben incorporarse en todas las actividades con las que se relacionan las entidades éticas.
Las finanzas éticas y solidarias son aquellas que hacen compatible la rentabilidad económica y financiera con la consecución de objetivos sociales y ambientales. Se trata de incorporar la ética a lo largo de todo el proceso de financiación, captando el ahorro de la ciudadanía y canalizándolo hacia la financiación de entidades y de empresas, aplicando criterios éticos, sociales y ambientales.
Para las entidades éticas, las conductas especulativas están prohibidas y sus inversiones se centran en la economía real y solidaria. Se centran en las inversiones con efecto positivo para las personas, con beneficios sociales y de desarrollo sostenible.
Además, los proyectos que solicitan su financiación son evaluados bajo criterios ético-sociales, para analizar su responsabilidad ética, social y medioambiental. Los inversores buscan dar apoyo económico a proyectos con destacado impacto social, ambiental y cultural.
Origen
Las finanzas éticas son consecuencia de los movimientos de economía alternativa que buscan una economía real y actividades con un impacto social y ambiental positivo.
En los años 60, los escándalos políticos y los conflictos bélicos internacionales hicieron que surgiese una conciencia ciudadana que quería decidir el destino de sus ahorros y darles una mayor coherencia en relación con sus valores, cuestionando que su dinero pudiera servir para la financiación de causas contrarias a sus creencias o ideología.
Inicialmente, pues, las finanzas éticas nacieron para fomentar la coherencia entre nuestro sistema de valores y el destino que deseamos de nuestro dinero. Por ello, ponían el acento en la exclusión de determinadas inversiones con impactos negativos a nivel social o ambiental.
Y durante la década de los 70, los países empobrecidos se vieron excluidos del sistema financiero internacional, y esto hizo surgir multitud de redes locales alternativas de financiación, a menudo en forma de microcréditos.
Todo ello desarrolló un tipo de finanzas sostenibles que, hasta hace un tiempo, eran minoritarias y poco conocidas. En la actualidad, las finanzas éticas son una tendencia financiera globalizada.
Objetivos
Las finanzas éticas persiguen dos objetivos de manera paralela:
- Ser rentables económicamente.
- Obtener beneficios sociales y ambientales financiando actividades económicas con un impacto social y ambiental positivo.
En resumen, las finanzas éticas trabajan para maximizar el beneficio social, no siendo su único objetivo el beneficio económico.
Los principios de las finanzas éticas
Estos son sus principios:
- Transparencia
- Coherencia
- Ética
- Implicación
- Participación
- Economía real
- Sostenibilidad
- Rentabilidad social
- Eficiencia
- Relación a largo plazo con los clientes
Entidades y servicios
El sistema financiero ético engloba diversas iniciativas, desde grupos de ahorro comunitario, hasta cooperativas de servicios financieros y entidades bancarias reguladas por los organismos y las normativas que rigen el sistema financiero, entre otras.
En cuanto a las entidades bancarias éticas reguladas, un banco ético se define como una entidad financiera que opera bajo los principios de las finanzas éticas y que ofrece todo el abanico de productos y servicios bancarios. Además de estar regulado por los organismos y normativas que rigen el sistema financiero, también debe asegurar el retorno de los fondos y garantizar su continuidad.
Un banco ético debe financiar actividades económicas que tengan un impacto social positivo y ser viables económicamente, obteniendo beneficios. Y ambos objetivos son compatibles. Por todo ello, un banco ético es una herramienta, no un fin.
A grandes rasgos y desde la óptica de las finanzas éticas, la economía debe estar al servicio de la sociedad. Por ello, la toma de decisiones económicas debe poner en el centro el bienestar de las personas, la comunidad y el planeta (people, planet, profit).
Fuente:
Empresaactual